Renault Zo: así era el prototipo de Renault que no debes confundir con su eléctrico más famoso

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El parecido entre los automóviles no es casual. Tanto la propia marca como los productos entre diferentes fabricantes tampoco varían mucho. Aun así, si miramos atrás, hay muchos vehículos que igual hemos ido olvidando por el camino y que destacaban principalmente por mostrar sus diferencias frente a su competencia...

Es el caso del ‘prototipo olvidado' de Renault, el Zo, presentado en Ginebra en 1998. Hay quienes confunden este coche con el Renault ZOE de 2005, que es más moderno, eléctrico y distinto en muchos aspectos.

Entre las características del ZOE destaca su motor eléctrico de 65kW (88 CV) y 200 Nm, y con una autonomía de unos 390 km. Además, su carrocería es de 5 puertas, situándose en el llamado segmento B del mercado (utilitarios).

En cambio, el Zo se distingue por su plataforma y chasis basados en el Renault Spider, un roadster de dos plazas puro presentado también en el salón de Ginebra pero cuatro años antes (en 1994).

Así era el Renault Zo

Fabricado en gran medida con componentes de aluminio, el Zo tenía un sistema de suspensión neumática con una bomba hidráulica que podía ajustar la altura de conducción incluso mientras se conducía. En el salpicadero solo tenia tres relojes redondos para la velocidad, las revoluciones y el nivel de combustible.

Y es que en los años 90, la creatividad y originalidad era mucho más libre, las cosas se hacían más llamativas y no tan clásicas como habitualmente estamos acostumbrados. El Renault Zo tenía mucha personalidad.

Una de las características definitorias del Zo fue su diseño. El conductor se sentaba en una posición central, mientras que, a cada lado, y colocados más atrás, había dos asientos para dos acompañantes.

El estilo del Zo se caracterizó por el marco de hierro en los lados y los aros gemelos. Este coche no estaba equipado con parabrisas, de modo que, se instaló un pequeño dispositivo justo delante del compartimiento de pasajeros. En cuanto a sus puertas, de alas de escarabajo, giraban hacia adelante y hacia arriba.

En definitiva, el Renault Zo no dejó de ser un vehículo algo extravagante, de tres plazas, con transmisión automática, un motor de 2,0 litros diésel, de cuatro cilindros, 16 válvulas y que desarrollaba una potencia de 135 CV.

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