Mitad coche, mitad moto, los coches de tres ruedas han sido menospreciados durante décadas por su aspecto de inacabados, baratos y con poco porte. Sin embargo, estos vehículos han tenido mucho más peso en la historia de la automoción de lo que puedas pensar (empezando por que el primer vehículo de combustión interna era de tres ruedas). Y podrían tenerlo aún más en adelante…
¿Por qué? Si el futuro del automóvil pasa por su electrificación, uno de los mayores inconvenientes que aún está por salvar es el de el alto precio de los vehículos eléctricos. De ahí, que, para abaratar su coste, los fabricantes opten por que sus coches eléctricos baratos sean de tres ruedas y para un sólo pasajero.
Y es que, estos coches son maniobrables, fáciles de aparcar y no contaminan, y pueden costar hasta tres veces menos que un eléctrico convencional.
Los pioneros de las tres ruedas
El primer coche de combustión interna de la historia fue el triciclo creado por Karl Benz en 1886 conocido como Patent-Motorwagen Typ III. Sin embargo, no será hasta después de la II Guerra Mundial, cuando este tipo de vehículos comiencen a proliferar. La crisis económica y la falta de recursos energéticos y de materias primas provocó que se fabricaran coches de pequeño tamaño que prescindían de algunos elementos mecánicos, ahorrando peso y coste.
También, el fin del conflicto propició que industrias de armamento buscaran su continuación en la vida civil. Ese fue el caso de Messerschmidt, fabricante alemán de ‘cazas’ que comenzó a producir automóviles, como los KR 175 y KR 200. También fruto de esta reconversión apareció en California el Davis Divan, el tres ruedas más grande jamás construido (cabían 4 personas), aunque solo se fabricaron poco más de una docena.
En Japón, modelos como el Mazda K360 (1959) y el Daihatsu Bee (1951), con carrocería de dos puertas, se convirtieron en un rotundo éxito. Otro modelo, el Peel P50, ha sido entre 1962 y 2009 el coche de producción en serie más pequeño del mundo (1,37 m de largo por 1,01 de ancho).
Otros triciclos motorizados de éxito fueron los de la marca británica Reliant, con sus modelos Regal, Robin y Rialto. También del Reino Unido son otros modelos significativos como el Bond Bug.
En Alemania, entre los años 50 y 60, también se fabricaron microcoches de tres ruedas. El más famoso fue el Fuldamobil, que utilizaba motores de motocicleta Sachs de entre 200 y 360 cc conectados a la rueda trasera gemela motriz (al igual que el famoso Iso Isetta popularizado por BMW). Otro ejemplo fue el peculiar Scootacar, un biplaza de fibra de vidrio con aspecto de pez globo o de burbuja (en inglés eran conocidos como ‘Bubblecars’) .
Mención aparte merecen los entrañables motocarros o triciclos motorizados de transporte ligero. Aunque la primera marca italiana en fabricar un motocarro fue Moto Guzzi en 1928 con su Ercole, el máximo exponente es el Piaggio Ape (‘abeja’ en italiano), que apareció en 1948 y que sigue en el mercado. Mientras, la Delfín Tricamioneta fue la versión española, inspirada en los motocarros franceses Solyto, creados por New Map.
En esta categoría no hay que olvidar el autorickshaw (también conocido como auto ricksha, auto, tuk-tuk, tuctuc, mototaxi…), la versión motorizada del tradicional rickshaw (pequeño carro de dos ruedas tirado por una persona) y del velotaxi (vehículo de tres ruedas impulsado a pedal) y de uso extendido en distintas partes de Asia, y que se ha popularizado en otras zonas del mundo.
El futuro sobre tres ruedas
En los últimos años también ha habido cabida para el diseño de coches de tres ruedas. Buen ejemplo es el Morgan 3 Wheeler, una apuesta ‘retroeléctrica’ con aspecto de biplaza de los años 30, que tiene versión eléctrica y de gasolina.
Tampoco podemos olvidar el Nobe 100, igualmente de aspecto retro y motor eléctrico, que busca financiación colectiva (crowdfunding) o el i-ROAD de Toyota, un triciclo eléctrico con dos plazas dispuestas en tándem, cuya carrocería se inclina hasta 80 grados en las curvas. Más llamativos son los Twike 3 y 5, vehículos de tracción mixta humana-eléctrica, que permiten recargarse con pedaladas y que pueden transportar a dos personas con dos maletas.
Algunos han encontrado su inspiración en la Fórmula 1. Es el caso de modelos como el Campagna T-REX (con versiones eléctrica o con motor de gasolina), el Polaris Slingshot o los Vanderhall Carmel, Edison o Venice (roadster con chasis monocasco de aluminio y propulsor turboalimentado de gasolina de 140 CV).
También ha influido la aviación, por ejemplo, en el Carver (con carrocería basculante) o el prototipo de 1997 de Mercedes-Benz, el F300 Life Jet (similar al Carver, pero con las ruedas dispuestas al contrario) con cabinas que recuerda a las de los aviones biplaza.
Un último ejemplo lo tenemos en el Solo de Electra Meccanica, fabricante canadiense de vehículos eléctricos: cuesta 13.300€ y lleva dos años circulando de forma discreta por las calles de Vancouver y Los Ángeles.
¿Serán los coches con carrocería de tres ruedas el futuro de la movilidad? Mientras se despeja la incógnita, recuerda la importancia de cuidar la carrocería de tu coche de cuatro ruedas los 365 días del año.