Hace años que vemos anuncios de detergentes en los que se jactan de que gracias a ellos no hace falta el prelavado, y aquí venimos nosotros a ensalzarlo. Sí, puedes hacer un prelavado a tu coche. Es más, en ocasiones es muy aconsejable que lo hagas. ¿No sabes de qué te estamos hablando?
¿Qué es el prelavado?
El prelavado es un primer lavado rápido que se hace con mucha agua.
Ésa es la idea general. Se aplica así a lavadoras y lavavajillas, por ejemplo.
¿Cuándo se hace el prelavado?
Normalmente, cuando algo está muy sucio. Realmente sucio.
Como la ropa del niño o la niña después de una jornada de deporte sobre un terreno con barro. O la fuente de ese guiso para chuparse los dedos… cuyos restos se han quedado ya resecos.
Sí, después del prelavado viene el lavado. Un lavado normal y corriente.
Pero es que a veces, el lavado normal y corriente no basta. Y por eso se habla de prelavar.
¿Y en el coche? ¿Qué sentido tiene hacer un prelavado del vehículo?
Tiene todo el sentido… una vez más, cuando el coche está realmente sucio.
Cuando polvo, tierra, barro o cualquier tipo de suciedad cubren la pintura es totalmente aconsejable realizar un prelavado.
La razón es bien sencilla: al usar una buena cantidad de agua para eliminar el grueso de la suciedad, estamos protegiendo la pintura.
Y es que, si tocamos o arrastramos esa cantidad de suciedad, lo que vamos a hacer es producir probablemente micro arañazos en la pintura.
En cambio, si primero hacemos un prelavado o enjuagamos el coche, cuando lavemos la carrocería con paño o esponja lo peor ya habrá pasado.
El prelavado es rápido. Basta una manguera de agua a presión y dirigir el chorro de agua desde arriba hacia abajo para eliminar la mayor parte de la suciedad.
Además de evitar daños en la pintura, el lavado posterior será más fácil.
Así que si el coche está muy sucio por lo que sea (una excursión campestre, una lluvia de barro etc.) recuerda hacer un prelavado. ¡La pintura de tu coche te lo agradecerá!