No es la primera vez que nos fijamos en prensa en trabajos de pintura destinados a dar gato por liebre. La picaresca también utiliza el repintado del vehículo para hacer de las suyas, y no sólo para devolver la belleza a un automóvil cuya pintura o chapa están desmejoradas.

En uno de los últimos casos que hemos conocido, un hombre trató de hacer pasar un Pontiac por un Ferrari con modificaciones en la carrocería. Su objetivo era, por supuesto, vender el coche como si fuese un Ferrari… y aprecio de Ferrari en una ventajosa operación económica (para él).

Para conseguirlo, sometió a determinadas manipulaciones elementos del coche y la carrocería. Y, por supuesto, eligió un rojo Ferrari para pintar el coche. Incluso utilizó logotipos oficiales de la marca.

El ‘Ferrari’ resultante fue puesto a la venta en un famoso sitio de ventas de coches por Internet. Por suerte, la operación fue interrumpida por la Policía Nacional y el responsable ha sido acusado de un supuesto delito contra la propiedad industrial.

Lo cierto es que la transformación de Pontiacs en Ferraris no es nada nuevo. Basta una rápida búsqueda por Internet para encontrar muchos aficionados a la marca italiana que deciden tener su propio Ferrari aunque no puedan permitírselo. Y algunos modelos de Pontiac parecen encajar perfectamente en esa transformación. ¿Sabías que, de hecho, el famoso Coche fantástico también está basado en un Pontiac? Descubre su historia aquí.