¿A quién no le gustaría que la pintura del coche estuviese como el primer día, independientemente de la edad o kilómetros del coche? ¿Es un sueño imposible? No nos atrevemos a decir tanto, pero sí es difícil, muy difícil.
Y es que, a pesar de que los fabricantes de pinturas han conseguido fórmulas cada vez más resistentes y duraderas, y que los profesionales de chapa y pintura hemos mejorado los procesos con el mismo objetivo, la pintura del coche es algo delicada.
Claro que es muy comprensible: la pintura del coche tiene no pocos ‘enemigos’. Están por todas partes. Y es fácil encontrarse con ellos. ¿Repasamos algunos?
Cacas de pájaro
Seguro que alguna vez has visto la carrocería de un coche ‘acribillado’ con heces de pájaros. ¿Su delito? Probablemente, dejar el coche aparcado peligrosamente cerca de un árbol frondoso habitado por pájaros. ¿No lo sabías? Lo último que hacen cada día los pajaritos antes de dormir sobre las ramas es ‘soltar’ sus deposiciones… Pobre del coche que esté debajo…
¿Cómo solucionarlo?
Lo primero es intentar evitarlo. Las zonas arboladas no son el mejor lugar para aparcar.
Si no te queda más remedio, más te vale tener un botellín de agua y un paño de microfibra en el coche y revisarlo con frecuencia. En el momento que veas una caquita de pájaro contra ataca rápidamente humedeciendo la caca y retirándola con suavidad. El tiempo cuenta: cuanto antes lo hagas, menor será el daño.
El sol
El sol es vida. Nos da calor, hace crecer a las plantas, nos proporciona energía… Pero, como advierten los dermatólogos, el exceso de exposición a la luz solar es malo. Y también lo es para la piel del coche, su pintura.
¿Cómo solucionarlo?
Evitando prolongadas exposiciones al sol. Lo que en la práctica significa aparcar a la sombra (pero te en cuenta el punto anterior y evita la sombra de los árboles por si hay pájaros) o a cubierto.
Cambios brucos de temperatura
Los vehículos modernos han mejorado mucho a la hora de resistir temperaturas extremas. No hay más que ver el estado de las carrocerías de algunos coches viejos por zonas soleadas. Pero la mayor resistencia a las altas temperaturas del verano o al frío invernal no es una carta blanca… Un fuerte contraste de temperatura puede hacer sufrir a la pintura del vehículo.
¿Cómo solucionarlo?
¡Muy fácil! Cuando haga frío, no viertas agua caliente sobre la carrocería del coche. En los días calurosos, evita echar agua fría sobre la pintura. Por ejemplo, si quieres lavar el coche es mejor que lo hagas a primera hora de la mañana o a última de la tarde, evitando las altas temperaturas del mediodía.
Jabones inadecuados (y cualquier producto químico no apto para el coche)
Cada vez es más fácil encontrar en el líneal del supermercado y por supuesto en tiendas especializadas champús específicos para la limpieza de la pintura. Incluso vamos más allá: tenemos productos específicos para las partes cromadas, para la tapicería, para las llantas, para los plásticos del coche… Así que no hay ninguna, absolutamente ninguna excusa para lavar el coche con detergente lavavajillas.
¿Cómo solucionarlo?
A la hora de lavar el coche utiliza sólo productos específicos. Y cuidado con utilizar limpiadores con funciones concretas en otras partes de la carrocería. Si tienes la parrilla frontal llena de mosquitos y has comprado una espuma limpiadora para ayudar a eliminar los insectos de la carrocería, eso no significa que puedas limpiar todo el coche con ese producto.
En el caso de suciedad y manchas complicadas, como chicles, manchas de combustible etc. Infómarte bien sobre qué producto usar y empléalo sólo para el fin para el que ha sido diseñado y en la zona a tratar. Los disolventes deben ser utilizados con mucha precaución.
Cosas que caen del cielo
El catálogo de cosas aparecidas ‘de la nada’ que pueden estropear la pintura es bastante amplio. Y no hablamos sólo de esas piedritas que nos van regalando en carretera los vehículos que nos preceden (sobre todo los camiones, ¿verdad?). El granizo, la lluvia ácida o la lluvia de barro también pueden causar estragos en la pintura del vehículo. Por no hablar de zonas construcción, con los consiguientes riesgos causados por polvo, golpes, productos químicos, pinturas…
¿Cómo solucionarlo?
Este tipo de cosas escapan a nuestro control. No podemos hacer mucho más que elegir cuidadosamente dónde aparcar el vehículo (si es a cubierto, mucho mejor)… y reparar los posibles daños lo más pronto posible.
La sal
La consecuencia más negativa del frío, granizadas a parte, es la presencia de sal en las carreteras. Utilizada para evitar que el asfalto se convierta en una insegura pista de patinaje, la sal es uno de los grandes enemigos de la pintura del coche, por su poder corrosivo.
¿Cómo solucionarlo?
Si estás en zonas donde suelen echar sal a la carretera o te gusta ir a esquiar o a zonas de nieve en invierno, debes ser muy cuidadoso con la limpieza del vehículo, haciendo especial hincapié en los bajos, que es donde tenderá a acumularse la sal que haya en la carretera.
Convivir demasiado tiempo con arañazos, golpes, abolladuras, rayones…
Todos los automovilistas sabemos que es casi una misión imposible proteger a nuestro coche al 100%. Tarde o temprano habrá un pequeño roce, nos rayarán el coche, o lo rayaremos nosotros por accidente al lavarlo con prisas etc. Que esto se convierta en algo de importancia sólo depende de ti. Lo que debes tener en cuenta es que cualquier agresión que sufra la carrocería, dañe la pintura y exponga el metal puede ser una fuente de corrosión y oxidación para el coche. Sobre todo si tu coche está en zona costera o con climatología más bien húmeda.