Casi siempre hablamos de la limpieza del vehículo como un cuidado básico para mantener la salud y belleza de la pintura y carrocería del coche. Y es cierto: una rutina de limpieza semanal es el mejor hábito para el mantenimiento de la pintura y la chapa de tu coche.
La cosa va más allá. No podemos, no debemos, olvidar, que la carrocería y la pintura no son meros adornos, no son ‘vestidos’ para el coche, en absoluto. De hecho, el exterior de tu coche tiene mucho que ver con tu seguridad en carretera.
Por supuesto, damos por hecho que, al igual que te preocupas por la apariencia exterior de tu coche, también te interesas por la parte mecánica y sigues un plan de mantenimiento del vehículo basándote en el kilometraje o los intervalos de tiempo dictados por el fabricante para el cambio de aceite, correa de distribución etc.
Pero, ¿sabías que el mantenimiento de la carrocería también importa? Algo tan sencillo como la limpieza de ciertas partes de la carrocería es vital. Especialmente para mantener una buena visibilidad en carretera, es decir, para que podamos ver a tiempo lo que ocurre a nuestro alrededor y reaccionar en consecuencia.
Estos elementos a los que debes prestar atención son:
Los cristales del vehículo, tanto por fuera como por dentro
La parte externa de las lunetas se ve expuesta continuamente a suciedad tipo polvo, tierra, barro, lluvia, grasa despedida por otros vehículos… Pero no hay que olvidarse de los cristales por dentro, ya que también acaban cogiendo polvo e incluso grasa (de las manos, humo de tabaco, perfumes etc.). Unos cristales limpios contribuyen a que se forme menos vaho y cuando se forma se elimina más rápidamente que en unos cristales sucios. No se debe olvidar tampoco los espejos. Quizás durante el día no te parezca muy relevante, pero a la hora de conducir de noche notarás mucho la diferencia.
Los faros
Los faros son un elemento importantísimo del sistema de iluminación. Recuerda que su función es doble: te ayudan a ver mejor cuando las condiciones de visibilidad no son óptimas, pero también ayudan a que el resto de conductores y usuarios de la carretera te vean. Por eso son también un elemento del exterior de tu coche que debes mantener limpio: la acumulación de suciedad entorpece el haz de luz emitido por el faro. Y, si ya están opacos y amarillentos, puedes probar con un pulido de los faros.