Pensar en adquirir un coche de ocasión o de segunda mano ya no significa que vayamos a resignarnos a ‘estrenar’ un vehículo con rayones, golpes o imperfecciones en la carrocería.
De hecho, el variopinto mercado se automóviles usados ha crecido en los últimos tiempos… pero también ha crecido el nivel de exigencia de los automovilistas que eligen esa opción.
Y, para conseguir el mejor precio a la hora de vender un coche, es ya imprescindible que esté en plena forma. No sólo las ‘tripas’ mecánicas, sino también su aspecto exterior determinarán la diferencia.
Así, es cada vez más frecuente apostar por hacer una pequeña inversión en un coche destinado a venderse. Todo para que su valor final sea el más elevado posible.
De ahí que pasar por el taller de chapa y pintura para solucionar esas imperfecciones que reducen el valor del coche ya no sea una opción descabellada.
Es más, a la hora de apostar por hacer esa pequeña inversión es fundamental elegir bien. Con un trabajo de pintura rápido y barato puede ser peor el remedio que la enfermedad, ya que los defectos de la pintura serán muy visibles a los ojos de los compradores, y servirán de argumento para reducir el precio.
Y es que el estado de la pintura y la carrocería, las diferencias de tonalidades, las gotitas de pintura producto de un mal trabajo de pintura o de haber pintado nosotros mismos el coche, la piel de naranja y otras imperfecciones, golpes o rayones serán lo primero que vean los compradores.
¿Está el aspecto de tu coche a la altura de su valor? ¿Piensas en revenderlo más pronto que tarde? ¿O simplemente ya te da un poco de vergüenza ir al volante de un coche cuyo aspecto exterior está en mal estado?
Te puede interesar: ¿Pensando en vender tu coche? ¿Cómo está su carrocería?