Muchas veces recordamos los coches de la pequeña y la gran pantalla: están la memoria de casi todos nosotros.
Ejemplos hay muchos: desde el inolvidable e inigualable coche fantástico a la furgoneta del Equipo A, pasando por el coche de Starsky o el Batmóvil…
Pero en la buena literatura también hay espacio, como no, para los automóviles.
Incluso pueden tener nombre de mujer y alma asesina, como en Christine, la novela del estadounidense Stephen King y sobre la que se hizo una película. Se enmarca, como no tratándose de este autor, en el género de terror. ¿El punto de partida? Un maquiavélico coche que parece poseído y con aparente sed de sangre… Repetiría la jugada en el año 2002 con otra historia basada en un automóvil maligno: Buick 8.
También pueden ser escenario de momentos inolvidables o tener una especial participación en la trama. La silenciosa despedida de Francesca y Robert, cada uno en un vehículo diferente, de Los puentes de Madison. Los paseos de Daisy y Gatsby (El gran Gatsby) en un imponente Rolls Royce, testigo de su amor prohibido y caprichoso. El imponente y peligroso atasco entre Fontainebleau y París, punto de partida de La autopista del Sur.
Los coches también pueden ser sueños, entes reales, pero entes oníricos cuyo significado excede del metal o las ruedas o el movimiento. En la novela del aclamado Baricco, Esta historia, el protagonista nos muestra la historia de su vida, esta historia, marcada por su sueño de hacer de los coches su medio de vida. Un sueño que nació para él a los cinco años de edad, cuando por primera vez ve un automóvil.
Éstos son sólo algunos ejemplos de libros y relatos en los que los coches, o algún coche, tienen una especial presencia. Seguro que te vienen a la cabeza algunos más. ¿Alguna sugerencia?