George Barris y los coches de la pequeña y gran pantalla

George Barris y los coches de la pequeña y gran pantalla

Él era un Rey. El rey de los personalizadores de coches. Una mente capaz de transformar un coche del mercado en una joya para hacernos soñar en el cine o la televisión. ¿Su nombre? George Barris.

Original de Chicago, muy joven se trasladó a la meca de la industria del cine y la televisión: California. Y también muy joven empezó a mostrar al mundo su pasión por el mundo del motor. Con su hermano, Sam, fundó el Barris Brothers Custom Shop, el que fue su primer taller de coches y en el que ya apuntaban maneras: sus servicios iban más allá del mantenimiento y la reparación de vehículos. No, no podría conformarse con eso. Como amante de los coches y la velocidad, daba algo más: desde trucar un motor hasta cambiar la apariencia de un automóvil. Ése sí era el auténtico George Barris.

Una vida entregada al motor… y al espectáculo

Su personalidad era arrolladora. Y, sí, le gustaba llamar la atención. El paso al mundo del espectáculo era cuestión de tiempo y Hollywood le acogió como a una estrella. No en vano era el encargado de “maquillar” vehículos en protagonistas secundarios (o no tan secundarios) para la pantalla.

Su trabajo más recordado es el Batmóvil televisivo, para el que partió de un Lincoln Futura y que modificó en apenas dos semanas. Este trabajo, el más icónico aunque ni mucho menos el único, estuvo en su garaje personal por muchos años.

George Barris y los coches de la pequeña y gran pantalla

Pero por su taller pasaron otros muchos coches del mundillo. Ejemplos tan conocidos como la furgoneta del Equipo A o Kitt, el coche fantástico. También firmó los vehículos de otras producciones como el Munster Koach de la inolvidable Familia Monsters y para el que se basó en otro coche mítico: el Ford Model T o el agresivo Ford Torino de Starsky. Uno de sus primeros trabajos fue para la película Con la muerte en los talones, de Alfred Hitchcock.

George Barris y los coches de la pequeña y gran pantalla

Pero además, las propias celebridades de Hollywood eran clientes de Barris. Su taller personalizó coches para Franks Sinatra, Elvis Presley, Sylvester Stallone, Elton John, Dean Martin, Sonny y Cher… ¡Menuda lista de clientes!

Un gran legado para un apasionado del motor que nos dejó hace algunos meses. Aunque seguro que, como anunció su hijo, ahora está disfrutando en el “garaje más grande del cielo”.

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