Según la tradición, los automóviles de competición llevaban un color determinado en función del país de origen del equipo. Así, el azul era el color para la carrocería de los coches franceses; los alemanes debían ir pintados de blanco o plata; el color de los británicos era el verde y en cuanto a los italianos el rojo, el Rosso Corsa, era el color de su pintura.
Como suele ocurrir, con el tiempo estas tradiciones se diluyen. No así para Ferrari, cuyo nombre está unido con fuerza a ese color rojo, ese Rosso Corsa, si bien a lo largo de la historia es cierto que ha variado en diversas ocasiones la tonalidad que identifica a la famosa Scuderia.
1964: el año blanco y azul de Ferrari
Pero en el año 1964 se produjo un paréntesis en el idilio entre el color rojo y Ferrari. Fue entonces cuando las tensiones, que ya venían de tiempo atrás, entre la propia Ferrari, la FIA y la ACI (Automobile Club D’ Italia), llegaron a un punto de inflexión. La gota que colmó el vaso se produjo ese mismo año, cuando la ACI negó a Ferrari la homologación de su nuevo modelo 250 LM, con el argumento de que Ferrari no había fabricado las 100 unidades necesarias para obtener la homologación, de acuerdo con la normativa vigente. Ferrari insistía en que sí había fabricado esas 100 unidades, pero la ACI no lo reconoció y denegó la homologación. Por tanto, el Ferrari 250 LM no podía competir.
Esta situación enfadó de manera extrema a Enzo Ferrari, hasta el punto que afirmó que jamás volvería a llevar el color de su país, el famosos Rosso Corsa…
Dicho y hecho: Ferrari competiría en las dos últimas carreras de la temporada con coches con pintura bitono en blanco y azul, de la mano del equipo norteamericano NART. Y es que Enzo Ferrari solucionó el asunto modificando la licencia de su equipo, que pasó a ser el North American Racing Team (NART) de forma que pudo dejar constancia de su enfado y logró su objetivo de no competir con los colores italianos.
El título de aquel año se decidió en México, en la que era de hecho la última carrera de la temporada. El piloto Surtees alcanzó la victoria para él y Ferrari, con la particularidad de, de manera única en la historia, Ferrari ganaba un campeonato de Fórmula 1 vestido con unos colores que no eran los suyos.
Por suerte, el asunto quedó en poco más que un paréntesis y Ferrari sigue unido a su inconfundible color rojo, un color que, en sus múltiples tonos, tiene no pocos adeptos. ¿Y tú? ¿Eres más de rojo o más de azul? Tanto si quieres avivar el color de tu vehículo como si quieres repintarlo para conducir un coche de ese color con el que sueñas, pasa por tu taller CertifiedFirst, tu red de expertos en chapa y pintura.