Los niños pequeños sienten fascinación por hacer cosas “de mayores”, como por ejemplo conducir un coche o una moto; de ahí el éxito que tienen ese tipo de juguetes. Y si se pueden conducir de alguna forma, mejor que mejor.
Por ejemplo, hay un tipo de coche de juguete en el que el niño puede ir dentro e ir empujando el coche, creando así la ilusión de que está conduciendo. Sí, más o menos como se veía en los dibujos animados de los Picapiedra.
Este coche de juguete es muy popular en el Reino Unido, con una “carrocería” de plástico bitono de lo más llamativa: amarillo para la parte superior y rojo para inferior.
Pero, si los niños sienten fascinación por el mundo de los adultos, los adultos también solemos buscar pequeños resquicios para volver a la infancia. Y es precisamente lo que ha hecho el mecánico británico de personalización de automóviles John Bitmead: llevar al mundo de los mayores, a las carreteras de los mayores, el cochecito de juguete rojo y amarillo.
¿Cómo lo ha hecho? Pues transformando un Daewo Matiz de forma que parezca realmente el coche de juguete, pero totalmente funcional. Es decir, no, no hay que empujar el coche ni hacer fuerza con las piernas, ya que mantiene su motor. Pero, para mantener el espíritu del cochecito de juguete original, este vehículo no tiene ventanillas ni parabrisas. Por supuesto, el trabajo de pintura también es bitono, en amarillo y rojo.
El coche, al que han bautizado como Crazy Coupé, ha sido utilizado en eventos solidarios. Un uso perfecto para un coche atípico y un nuevo ejemplo de cómo, con un poco de pintura y algunas opciones de personalización, podemos hacer que nuestro vehículo sea aún más «nuestro».