Todos tenemos un pasado y la famosa BMW, hoy fabricante de muchos modelos objeto de deseo para muchos aficionados al motor, también tiene uno.
Porque no sólo de slóganes como “¿Te gusta conducir?” o Art Cars está hecha la historia de esta emblemática marca.
Del lujo y el gran tamaño al coche huevo por culpa de la crisis de la posguerra
A mediados de los años 50 BMW no estaba en su mejor momento. Apenas había pasado una década desde que finalizase la terrible Segunda Guerra Mundial y sus vehículos, grandes, lujosos y caros, no estaban al alcance de la sufrida población, que aún no se había recuperado de los duros años del conflicto y la posguerra.
Lo cierto es que aquella época fue testigo, por razones obvias, del crecimiento del coche utilitario, un vehículo mucho más pequeño y económico, pero también más práctico.
Carrocería con forma de huevo y nombre italiano
El Isetta se considera en realidad más bien un microcoche. Fue de hecho uno de los más exitosos de la época.
Como su nombre desvela, el origen de este vehículo es italiano. Y es que la idea original tuvo lugar en el seno del fabricante italiano Iso Motor. Después el vehículo fue comercializado mediante licencia por otros fabricantes en países como Reino Unido, Bélgica, Francia, Alemania e incluso en España.
Su particular estética dio lugar a divertidos apodos en los distintos países en cuyas carreteras se podía encontrar el Isetta: tarro de yogur en Francia, Huevo con ruedas en Alemania, Huevito en Chile…
No es para menos. El Isetta medía apenas 2,29 metros y no se parecía en nada a los vehículos conocidos. En la propia publicidad se vendía como un coche con “dos plazas y media” y su forma redondeada no dejaba indiferente a nadie. Su puerta frontal también era de lo más llamativa: cuando se abría, el volante y el tablero quedaban separados del resto del coche.
Los ingenieros de la BMW incorporaron algunas mejoras sobre el diseño original, como faros más redondeados, perfeccionamiento de la transmisión y la incorporación de un motor de 12CV con un propulsor de 250cc gracias a lo que el Isetta alcanzaba los 85 km/h.
Pero al margen de la curiosa carrocería, este pequeño coche tenía muchas ventajas para triunfar en un escenario aún marcado por el final de la guerra. El cochecito era muy ligero, fácil de manejar y aparcar, muy económico de mantener y con un bajo consumo.
Ello llevó a un rotundo éxito de ventas que consiguió sacar a flote a BMW en aquel delicado momento. El mejor año fue el 57, en el que se vendieron más de 40.000 Isettas por el atractivo precio de 2.550 marcos la unidad. Se fabricaron en total 161.728 coches, hasta el fin de su producción en 1962.
En los años 90 el pequeño Isetta vivió nuevos momentos de gloria, esta vez en la televisión gracias a la comedia americana “Family Matters” (Cosas de casa, en España) en la que el simpático y patoso personaje de Steve Urkel conducía este no menos simpático coche.