Quizás nunca hayas oído hablar de este pequeño automóvil, muy parecido al archiconocido Citröen 2CV y que apenas pasó del prototipo: el DAGSA.
Corrían los años 50 y un automóvil de fabricación española estaba a punto de nacer gracias al sueño de Antonio Blanco, el director en la empresa D.A.G.S.A (Defensa Anti Gas, S.A). Con sede en Segovia, esta empresa se dedicaba originalmete al suministro de máscaras antigás (de ahí su nombre) para los militares, y también de piezas de automoción que se entregaban a Seat y Vespa, por ejemplo.
El proyecto de Blanco era abrir una nueva línea de negocio: un automóvil, nada más y nada menos.
El coche, al que se conoce como Dagsa, pretendía ser un utilitario económico, al alcance de las masas. De aspecto muy parecido al 2CV, el vehículo contaba con motor delantero de dos cilindros, 3 velocidades + marcha atrás, 4 puertas , 4 ruedas de 60 mm de diámetro y una modesta velocidad máxima de 65 kilómetros por hora.
El precio fijado era de unas 30.000 pesetas. En definitiva, el Dagsa era un buen ejemplo de los automóviles de la época.
El proyecto tuvo su momento álgido cuando en 1956 comenzó a circular en pruebas. Sin embargo, poco a poco fue desinflándose, probablemente por varios factores en contra, como la dificultad para obtener materias primas, o el interés del gobierno de Franco en la llegada de Renault a la cercana provincia de Valladolid.
Un bonito sueño que quedó en pocas unidades fabricadas (hay quien afirma que en realidad son prototipos) de un vehículo genuinamente español que apenas rozó la carretera, pero que en la zona muchos recuerdan con cariño.