¿Cuántas veces oímos que hay coches que dejan huella? Pues el protagonista de hoy vaya si la ha dejado. Pero no la de sus neumáticos, sino la de una de sus defensas… ¡convertidas de forma casual en escultura de hielo!
La anécdota tuvo lugar en Carolina del Norte donde parece que están pasando algo de frío. Según varios testigos del hecho, el conductor del Jeep encendió el motor para calentar un poco el coche antes de abandonar el aparcamiento en el que se encontraba… y al marcharse dejó este pequeño recuerdo. ¡Una carrocería que ha dejado huella, desde luego!
Excelente, como siempre Jeep dejando marca, ojalá pudiera hacer lo mismo con mi cherokee 🙂