Ahora que el invierno ha llegado oficialmente, en la mente de todos están las típicas nevadas y heladas de esta estación del año. Puede que te guste la Navidad, esquiar, el color blanco… esas cosas asociadas a la nieve y al hielo… ¿Pero sabías que hay un enemigo para tu coche asociado a ellas? Efectivamente, ese enemigo es… ¡la sal!
Y es que la sal es frecuentemente utilizada para evitar la acumulación de hielo y nieve en las calles y vías. Te suena, ¿verdad? Lo que quizás desconoces es que la sal es fuertemente corrosiva y puede dañar la carrocería de tu coche, principalmente la zona que menos se ve: los bajos.
El contacto continuo de restos de sal en los bajos de los automóviles puede producir oxidación y corrosión y ¡hasta problemas mecánicos en algunos componentes si entran en contacto con ella!
¿Cómo puedo evitar que la sal estropee la carrocería de mi coche?
Limpia con frecuencia el coche, prestando especial atención a aquellas zonas en las que es más factible que se acumule la sal y que, por no estar tan a la vista, a menudo olvidamos. Esto incluye fijarnos por ejemplo en las ruedas y las partes bajas del coche.
Mejor lavado a presión. Varias veces hemos comentado las bondades del lavado manual (siempre que se haga bien). Pero en el caso de agentes como la sal o la arena es recomendable realizar un lavado con pistola de presión para eliminar al máximo los restos perjudiciales.
Si vas a limpiar a mano, ¡cuidado! La sal puede rayar la pintura de tu coche, así que no frotes o serás tú quien estropee la carrocería antes de que lo haga la propia sal.