¡Pero si sólo es agua!, estarás pensando. Y el agua es buena, con ella limpiamos el coche, por ejemplo. Pero el agua de la lluvia no viene sola, sino que está acompañada de otros factores que pueden acabar por dañar la pintura de tu coche.
Lavar, lavar y lavar.
Es la base del mantenimiento de la carrocería: mantenerla limpia. En época de lluvias más que nunca: gotas de agua, barro, grasa, salpicaduras de otros vehículos… Pensemos en la cantidad de suciedad a la que se ve expuesto nuestro coche y que si dejamos mucho tiempo en la carrocería puede acabar por marcar la pintura. Y eso como poco. Eso sí, mejor si renuncias al lavado en el túnel.
Esos pajaritos…
La actividad fisiológica de nuestros amigos los pájaros no se detiene. Como siempre te decimos, hay que quitar las caquitas de los pájaros cuanto antes. Quizás con las temperaturas otoñales no produzcan el daño tan rápido como cuando se secan en verano pero estas deposiciones siguen siendo uno de los agentes más corrosivos para la carrocería.
Las hojas caídas… en la calzada.
Bonitas las hojas que caen al suelo cual y cubren cual alfombra las calles y los parques. Bellas, pero peligrosas: causan no pocos resbalones y si se quedan pegadas a la carrocería de tu coche le transmitirán suciedad y quizás restos de sustancias de los árboles. No dejes que se acumulen sobre tu vehículo.
¿Y si la carrocería no está en buen estado?
Si el punto de partida no es bueno, mal empezamos. Y ya conocemos el dicho: lo que mal empieza… Las lluvias del otoño pueden empeorar problemas ya existentes de oxidación y corrosión. Por eso es tan importante reparar cualquier daño en la carrocería cuanto antes, por pequeño que parezca. ¿Y dónde mejor que en tu taller CertifiedFirst? ¡Te esperamos!