LORYC, el automóvil made in Mallorca

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Corrían los felices años 20 cuando surgió la feliz idea de crear un automóvil revolucionario para la época: compacto, ligero y con un motor más pequeño. Así nació el primer LORYC, que ya se dejó ver por las calles de Mallorca a finales de 1920, tras apenas un año de vida de la marca. De aspecto deportivo, el LORYC tenía dos plazas y 15 caballos de potencia.

Detrás de aquel primer LORYC había una sociedad formada por los empresarios Rafael de Lacy y Antonio Ribas y el ingeniero Alberto Oubrard. Precisamente de sus apellidos adquirió su nombre este automóvil: Lacy, Oubrard, Ribas y Compañía (LORYC).

El LORYC nació a partir del EHP (Establissements Henri Precloux ), cuya patente adquirió el equipo promotor. El chasis del EHP era justo lo que querían: ligero, sencillo, con buen sistema de suspensión… A partir de ahí comenzaron las modificaciones: se incluyó un motor Ruby de 900 cc, bloque ciego y válvulas laterales. ¿El resultado? Un utilitario de gran fiabilidad, dispuesto a competir con los pequeños automóviles de Citroën y Peugeot.

Rápidamente adquirió fama. Su estrategia de marketing era sencilla, pero de lo más efectiva: la participación en carreras automovilísticas. De hecho, llegó a participar en la legendaria carrera de Le Mans (de la que te hablamos un poco aquí), consiguiendo un honroso tercer puesto.

El LORYC además era casi en su totalidad fabricado en Mallorca. Incluso la carrocería se hacía en fábrica, en sus tres versiones disponibles: abierta de dos plazas, abierta de tres plazas y carrocería cerrada. Sólo el motor se importaba. Esto se hacía así debido a los altísimos impuestos que se debían pagar en la aduana por la importación de los materiales para la construcción de automóviles. Así que parecía lógico invertir en maquinaria para poder hacer frente al proceso de fabricación de la forma más autónoma posible.  ¡El taller donde se fabricaba llegó a contar con 70 trabajadores, nada más y nada menos!

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Pero pronto comenzó el declive de los automóviles fabricados a mano. Los grandes fabricantes iniciaron la producción en serie y los vehículos importados resultaban más baratos que los producidos de manera manual… entre otras razones, porque los aranceles para los automóviles fabricados eran muy bajos.

Y la fábrica del LORYC tuvo que cerrar debido a sus fuertes pérdidas. El balance fue de unos 125 LORYC fabricados, de los que, para colmo de males, apenas se conservan unas pocas unidades.

Aunque el LORYC está viviendo un renacer gracias a un empresario alemán, residente en Mallorca, que se ha enamorado de este pequeño vehículo y ha recuperado su producción con motor eléctrico.

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¿Qué te parece esta pequeña joya, roja y blanca? ¿Y su carrocería puntiaguda por detrás?

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